jueves, 30 de junio de 2011

Acerca de la Homosexualidad (08)

Acerca de la Homosexualidad (08) (Gays)

Octava parte…

Hola a Todos.

Soy un chico de 20 años de Buenos Aires (Argentina).
Gracias
a esta Web quiero publicar una serie de 13 textos de interes que encontré en
Internet.
Aclaro que no son de mi autorí­a, pero me parecieron que son bastante
interesantes, por lo que quiero compartirlo con ustedes.
Aclaro también que no
son historias de sexo, pero recomiendo leerlos ya que ciertos capí­tulos son de
gran ayuda.
-.
BaTmAnIaKo.
-
***Para cualquier comentario o sugerencia se pueden comunicar
conmigo a POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
****

ACERCA DE LA HOMOSEXUALIDAD:

CAPíTULO 8:
¿Decí­rselo a los padres? ¿Cómo?:

Estas notas constan de dos partes: 
En la primera se ofrecen algunos consejos a los hijos gays que deseen decir a
sus padres su orientación sexual.
Los consejos se muestran en forma de preguntas
que el interesado debe ser capaz de contestar.
La segunda parte es una colección de reacciones comunes de padres e hijos ante
el conflicto que se desencadena cuando un hijo hace saber a sus padres que es
gay o lesbiana.
El documento es, por tanto, un resumen de experiencias que se mostrará
intercalando comentarios que intentan complementar el enfoque centrado en los
padres con otros puntos de mira del mismo conflicto.
El texto comienza con una serie de reflexiones acerca de aquellas situaciones en
las que es conveniente o no que un joven revele a sus padres su orientación
sexual: 

ALGUNAS PREGUNTAS ANTES DE DECIRLO:
Supongamos que eres hijo de una familia con la que convives y que quieres decir
a tus padres que eres gay o lesbiana.
Analiza lo siguiente antes de hablar con
tus padres sobre tu orientación sexual:

¿Estás seguro/a de tu orientación sexual? 
No hables del tema si no puedes responder con toda seguridad a la pregunta
"¿Estás seguro?".
Cualquier confusión de tu parte aumentará la de tus padres y
hará disminuir su confianza en tu juicio.

¿Te sientes cómodo con tu sexualidad homosexual? 
Si estás luchando con sentimientos de culpa y periodos de depresión, serí­a mejor
posponer el decí­rselo a tus padres.
Decirlo podrí­a requerir una energí­a enorme
por tu parte, por lo que debes estar en tu mejor momento.

¿Cuentas con el apoyo de otros/as?
Si la reacción de tus padres fuese devastadora, deberá haber alguien o algún
grupo al cual tú puedas recurrir con confianza para buscar apoyo y fuerza
emocional.
Es crí­tico mantener un sentido de valor propio.

¿Tienes suficientes conocimientos acerca de la homosexualidad? 
Tus padres seguramente reaccionarán en base a una vida entera de información de
una sociedad homofóbica.
Si has hecho alguna lectura seria sobre el tema, podrás
ayudarlos compartiendo información y estudios fiables.

¿Cual es el ambiente emotivo en el hogar? 
Si puedes escoger el momento de hablar, elí­gelo con cuidado.
Escoge un momento
en el que tus padres no estén enfrentándose a problemas graves, como la muerte
de un amigo, la perdida de un trabajo o la necesidad de una cirugí­a inminente.

¿Puedes tener paciencia? 
Tu padre y madre pueden necesitar bastante tiempo para asimilar esta información
si no la habí­an considerado antes de que tú la compartieras con ellos.
Este
proceso puede durar entre seis meses y dos años.

¿Qué te motiva a hablar ahora? 
Esperamos que te motive el amor que sientes por ellos y tu incomodidad con la
distancia que sentí­s entre vosotros.
Nunca te reveles por enojo o durante una
discusión, usando tu sexualidad como una arma.

¿Tienes materiales informativos a mano? 
La homosexualidad es un tema sobre el cual las personas que no son gays saben
muy poco.
Ten a mano por lo menos uno de los siguientes: un libro dirigido a los
padres, el número de teléfono de una persona de contacto del grupo local o
nacional de los padres y Amigos de Gays y Lesbianas o el nombre de un consejero
que no sea gay y que pueda tratar el tema de una manera ecuánime.

¿Dependes económicamente de tus padres? 
Si sospechas que tus padres son capaces de retirarte el apoyo económico para tus
estudios, o de obligarte a salir del hogar, deberí­as considerar si es preferible
esperar a que no tengan ese control económico sobre ti.

¿Cómo te llevas generalmente con tus padres? 
Si siempre te has llevado bien con tus padres y siempre te han brindado su
cariño y has correspondido tu amor por ellos, probablemente podrán tratar este
asunto de una manera positiva.

¿Cual es su punto de vista socio-moral? 
Si ellos tienden a ver los asuntos sociales en términos de lo bueno y lo malo,
lo santo y lo pecaminoso, puedes prever que tendrán serios problemas al
enfrentarse a tu sexualidad.
Sin embargo, si ellos han mostrado un grado de
flexibilidad tratando otros asuntos de cambios sociales, puedes esperar que
estén dispuestos a tratar este asunto contigo hasta su conclusión.

¿Estás decidiendo esto tú mismo? 
No todo el mundo debe revelar su orientación sexual a sus padres.
No te sientas
presionado a hacerlo si no estás seguro de que vas a lograr algo positivo al
hacerlo (sea cual sea la reacción).
Cada cosa tiene su momento oportuno.

En los primeros momentos de su vida sexual, los adolescentes gays y lesbianas
frecuentemente se sienten diferentes o aislados, y temen ser rechazados por su
familia, sus amigos o por instituciones religiosas.
Por otro lado, los
homosexuales son objeto de discriminación o violencia.
Esta amenaza de violencia
y exclusión social es un obstáculo al libre desarrollo de su personalidad.
En
una encuesta nacional llevada a cabo en el año 1989 en EE.
UU.
se encontró que un
5% de hombres homosexuales y un 10% de mujeres lesbianas habí­an padecido algún
tipo de asalto o abuso fí­sico relacionado con su orientación sexual durante el
año anterior a la encuesta.
Casi un 50% (exactamente, un 47%) sufrieron algún
tipo de discriminación a lo largo de su vida.
Otras investigaciones mostraron
tasas similares a las anteriores de discriminación y violencia, las cuales se
consideran altas.

PROCESO DE LOS PADRES:
A continuación se resume el proceso por el cual la mayorí­a de los padres pasan
cuando se les revela la orientación sexual de sus hijos.
Las etapas que daremos
a conocer son: el choque, la negación, el sentido de culpa, la expresión de
sentimientos, la decisión personal y la verdadera aceptación.
El proceso asume
que te has preguntado si vas a hablar con tus padres y tu decisión ha sido
afirmativa.
El método y sugerencias brindadas aquí­ parten de la premisa de que
tus sospechas que al fin y al cabo uno o ambos de tus padres van a ser
comprensivos aun cuando no lleguen a darte apoyo.
Esta información puede que no
te sirva si tienes serias dudas sobre la capacidad de tus padres para
enfrentarse al asunto y si sospechas que podí­an romper su relación contigo.

Advertencia: cada familia es singular.
Aun cuando la mayorí­a
de los padres pasen por las etapas aquí­ descritas, sé flexible con tus propios
padres.

Los ejemplos y sugerencias aquí­ descritos fueron recogidos en reuniones de
Padres y Amigos de Gays y Lesbianas (PFLAG).
Pocos padres son casos "modelos"
que encajen perfectamente con la descripción que sigue, pero estos testimonios
servirán para hacerte una idea de algunas reacciones de los padres.
Sabiendo qué
esperar y cómo reaccionar de una manera constructiva estarás mejor capacitado
para tomar este enorme paso con cierto grado de conocimiento y apoyo.

Padres e hijos/as cambian papeles 
Al hablar con tus padres, puede que encuentres que los papeles de padre e hijo/a
se inviertan por un tiempo.
Ellos deberán aprender de tu experiencia.
Según tus
padres se enfrentan a tu revelación, deberás asumir tú el papel de "padre" para
darles a ellos tiempo de expresar sus sentimientos y alcanzar una nueva visión.

Este proceso no será fácil.
Seguramente estarás ansioso de que comprendan y
acepten esta importante parte de tu vida inmediatamente.
Será fácil para ti impacientarte.
Tendrás que repetir muchas veces las mismas
cosas.
Evolucionarán lentamente (con lentitud dolorosa) al principio.
Su
reacción será emotiva.
No asumas que al explicar algo una vez ellos lo habrán
oí­do.
Su sentimiento se interpondrá al entendimiento intelectual.
Permí­teles tiempo y
espacio.
Considera tu propio caso: ¡has estado luchando por esto durante años!
Aunque los asuntos con los que tus padres van a tratar se parecen a los que tú
te has enfrentado, la diferencia está en que tú ya te has adelantado en el
proceso.
Ten paciencia.
La experiencia de las asociaciones de padres parte del hecho de que la gran
mayorí­a de ellos están muy desinformados acerca de la homosexualidad, razón por
la que aconsejan paciencia a los hijos gays: por un tiempo los hijos pasarán a
ser los pedagogos.
Ahora bien, si se trata de hijos muy jóvenes – recuerden que
la orientación sexual se comienza a percibir en muchos casos durante la
preadolescencia – no parece creí­ble que ellos puedan asumir el papel de "padre"
fácilmente, pues tampoco suelen tener una gran información de su parte.
Más
bien, sienten el deseo homosexual, tienen el reto de vivirlo de la mejor manera
posible y poco más.
Para mejorar estas malas condiciones que padecen las
personas que afrontan la homosexualidad propia, de sus hijos o de sus amigos, es
necesario un mejor acceso de todos a la información sexual, superando de esta
manera el lastre de una organización social obsesionada por el control de los
ciudadanos en las parcelas de la sexualidad.

En las lí­neas siguientes entramos en la parte más enrevesada del conflicto: 

La polémica: separación y privación.
Muchas familias toman la noticia como una privación temporal -casi como la
muerte- del hijo o de la hijas que han conocido y querido.
Elisabeth Kubler-Ross
describe las etapas relacionadas con la muerte de un ser querido como de
negación, ira, negociación, depresión y aceptación.
Al igual que en el pesar por
la perdida de un ser querido, la primera reacción de los padres de gays y
lesbianas se concentra en la separación y la pérdida.
"Recuerdo la mañana cuando
mi hijo preparaba su desayuno en la cocina mientras se sentaba en la mesa de la
cocina leyendo el periódico.
Lo miré y querí­a decirle – No te conozco, pero
quisiera que te fueras y me devolvieras a mi hijo-".
Los padres sienten una
pérdida cuando su hijo revela su orientación, pero este sentimiento es mas bien
temporal.
Aunque las etapas aquí­ descritas se aplican a la mayorí­a de las personas, no
todos los padres progresan de una manera igual en estas.
Algunas veces una etapa
ocurre fuera de orden; de vez en cuando se asalta otra.
Algunos avanzan por
etapas en tres meses, para otros hacen falta años.
Unos pocos no progresan
debido a que sienten una lástima consigo mismos.
En todo caso el sentimiento
inicial es de perdida.
La mayorí­a de los padres piensan que conocen y comprenden
a sus hijos desde su nacimiento.
Aunque se aferran a antiguas historias -y
algunas veces se confunden al contar algunas de ellas- la mayorí­a se sienten
seguros de que saben en qué piensan sus hijos.
Inicialmente los padres pierden
el sentido que conservan de su hijo/a y no saben todaví­a si les gusta la persona
real que reemplaza a la persona imaginaria.
Aquellos que sienten el golpe mayor
cuando su hijo se revela probablemente serán los mismos que sufrirán el mayor
sentido de privación y rechazo.
No es que se alejen de su hijo sino que sienten
que su hijo se ha alejado deliberadamente de ellos.
Por primera vez palpan tus
padres el alejamiento, sentimiento del cual seguramente has sido consciente
durante años.
Tal sentimiento es traumático.
Por medio de la paciencia y la
comprensión de parte de todos, se puede restaurar la relación original.
Es más,
en la mayorí­a de los casos mejora la relación porque ahora estará basada en la
honestidad mutua.
Pues así­ están las cosas.
Muchos padres toman la noticia de
que alguno de sus hijos es gay como una suerte de abrupta separación del
hijo.
Seguramente es algo que no se esperaban, y esto si es que alguna vez han
pensado seriamente en la sexualidad de los hijos, pues la educación sexual no se
considera una obligación de la familia, en todo caso de las instituciones
educativas.
Así­ comienza el conflicto y a continuación se plantea como se
desarrolla posteriormente el proceso.

ETAPAS DE COMPRENSIí“N 

1.
El choque.
La etapa inicial del shock puede ser anticipada si sospechas que tus padres no
tienen la menor idea sobre lo que te propones compartir.
Esta etapa puede que
dure desde diez minutos hasta una semana; por lo general se disipa en unos
dí­as.
El choque es una reacción natural por la cual todos pasamos – y
necesitamos por un tiempo- para evitar la angustia y el disgusto.
Comuní­cales
que no te ha sido posible ser totalmente honesto con ellos y que no te gusta la
distancia que ha aparecido con el pasar de los años.
Asegúrales tu amor por
ellos.
Dilo más de una vez.
Aunque al principio no responderán de una manera
positiva a tu manifestación de amor, les llegará una vez que estén solos y
piensen sobre todo esto.
Recuérdales que eres la misma persona hoy que eras
ayer: "Vosotros me querí­ais ayer, no he cambiado desde entonces, soy la misma
persona que ayer".
A veces un padre no pasa por la fase de choque: "Siempre supe
que eras diferente.
consideré la posibilidad.
Está bien.
Te quiero.
Tendrás que
ayudarme a comprender y aceptar la realidad".
Algunas veces dicen:" hace tiempo
que nos habí­amos enterado porque dejaste una carta sobre la mesa el verano
pasado; hemos estado esperando que nos dijeras algo".
Si es así­, tu labor será
mucho mas fácil, ya que han de haber pasado por algunas de las etapas por su
cuenta.

2.
La negación.
La negación ayuda a amparar a la persona de un mensaje amenazante o doloroso.
Es
distinta al choque porque indica que la persona sí­ oyó el mensaje y está
intentando desarrollar un mecanismo de defensa para combatirlo.
La negación toma
muchas formas: Hostilidad -"ningún hijo mí­o va a ser marica"- la no aceptación –
"Qué bien querido, ¿que quieres para comer?"- desprendimiento- "Si escoges ese
estilo de vida, no quiero enterarme más de eso"- o el rechazo -"es sólo una
etapa, ya se te pasará".
Su percepción de tu orientación sexual ha sido
distorsionada por los mensajes que han recibido y aceptado de nuestra sociedad
homofóbica.
La manera en que se manifiesta la negación puede extenderse desde un
estado hipnótico sereno hasta el llanto o los gritos histéricos.
Muchos padres
toman una ruta intermedia: lloran con frecuencia.
"Mi esposa y yo estábamos
seguros de que nuestro hijo habí­a caí­do presa de alguna actividad de liberación
homosexual porque le parecí­a peligrosa y excitante.
Pensamos que los reportajes
de los medios de comunicación sobre la homosexualidad lo atraí­an probablemente
por ser él inmaduro y porque no sabí­a lo que verdaderamente querí­a.
Insistimos
en que visitara a un psiquiatra cuanto antes para tratar la ira que habí­a
acumulado en el último año.
Acordamos ir al psiquiatra también por separado.

Después de que Pablo fuera dos o tres sesiones, el psiquiatra hizo trizas
nuestro mecanismo de negación: "He aconsejado a muchos jóvenes gays y estoy
convencido de que ésta no es una ilusión pasajera; basado en mi mejor
conocimiento, su hijo es gay".
Tú podrí­as sugerir el nombre de un consejero o dos si tus padres consideran que
el asesoramiento podrí­a aclarar su confusión.
No seria aconsejable que
sugirieses a una persona gay, ya que tus padres querrán una persona con un punto
de vista "imparcial".
Si te presionan para que vayas a ver a un consejero,
sugiere que tú vas si ellos también van al mismo número de sesiones que tú.

Puede que se resistan en base a que ellos no necesitan ayuda: sin embargo, en el
fondo probablemente darán acogida a la oportunidad de hablar con alguien.
Tus
padres pueden necesitar ayuda en distinguir lo "normal" de la "norma".
Es
probable que piensen que la homosexualidad no es normal.
Puedes ayudarles al
explicarles que aunque la homosexualidad no es la norma, si es lo natural para
ti.
Señálales que dentro de todo el mundo natural hay excepciones a las reglas;
mientras que la mayorí­a de las personas tienen los ojos del mismo color, algunas
tienen un color distinto en cada ojo.
Tus padres deberán entender que aunque tu
orientación sexual no es la norma, es una respuesta natural y honesta para ti.
Si su negación toma forma de "No interesa hablar de eso", si no cambian durante
una semana, deberás tomar la iniciativa gradual y cautelosamente.
Entabla el
tema suavemente cuando parezcan estar relajados.
"Papá, hace tiempo que he
querido hablar de esto contigo; por favor, no me alejes de tu vida.
No puedo
seguir mintiéndote.
Te quiero y quisiera que continuases queriéndome también.
"
Personaliza tu mensaje de manera que penetres sus defensas.
No es necesario que les brindes mas información de la que te pidan.
El darles
información sobre tus experiencias podrí­a resultar en el desarrollo de unas
defensas más fuertes.
Contesta sólo las preguntas que te hagan; más tarde
tendrán otras preguntas para ti.
Por sentirse incómodos al hacerte preguntas,
puede que te sea necesario formular sus preguntas antes de contestarlas.
Deberás
estar preparado para conversar con tus padres individualmente, si fuese
necesario.
La mayorí­a de las parejas reaccionan ante tal revelación como lo
hacen con otros choques; uno toma la delantera y se encamina hacia la resolución
antes que el otro.
No te enfades con el más lento de los dos.
Frecuentemente las
parejas experimentan problemas en su propia relación cuando esto sucede.
Quien
parezca adaptarse mas rápidamente puede sugerir que a su pareja le encanta
retrasar las "soluciones"; el que se mueva más lentamente quizás piense que el
otro acepta demasiado pronto la situación.
Los padres que se encaminan a
distinto paso pueden experimentar tensión, ya sea expresamente o en silencio.
El mecanismo de la negación es uno de esos interesantes enigmas de la psique
humana, sobre el cual se han vertido auténticos rí­os de tinta.
Fue estudiado por
el fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, y repensado desde muchos puntos de
vista por gran cantidad de autores, incluyendo la mencionada Elisabeth
Kubler-Ross.
¿Y si pensáramos que unos padres que niegan, sabiéndolo, el
hecho de que su hijo es gay, en realidad dijeran: "Al hijo que soñábamos que iba
a ser le hemos asociado ahora la figura del homosexual (rodeada de monstruos y
fantasmas sin cuento…), pero nos disgusta dar por buena esta asociación"? Y no
sólo importa el mecanismo exclusivamente psicológico, pues también existe y ha
existido un mecanismo de negación en la esfera social que interacciona con
aquél.
Es el silencio o la infrarrepresentación de las minorí­as sociales, que no
procede sólo de la suma de múltiples negaciones individuales, sino que se ejerce
también a través de estructuras puramente sociales, como la censura (leyes
contra la representación de la homosexualidad) o la prohibición (leyes contra
los actos homosexuales consentidos y en privado).
La organización social en los
paí­ses más avanzados está cambiando, sin duda, y nos felicitamos por ello, pero
los homosexuales siguen sin poder expresar afectividad en público, salvo
excepciones, y siguen estando perseguidos por la ley en muchos paí­ses donde los
derechos de los ciudadanos son atropellados impunemente.

3.
El sentimiento de culpa.
La mayorí­a de las personas que se enfrentan a la homosexualidad la consideran
como un "problema" y preguntan: "¿Qué causa el problema?" Creen que si dan con
la causa, entonces la curación estará al alcance.
"Para mí­, la duda se tornó
introspectiva": ¿Qué he hecho yo de malo? Fuera la causa genética o ambiental,
consideraba que era mi culpa.
Me preguntaba qué tipo de modelo era yo como
hombre: examinaba mi masculinidad.
Por un tiempo, no importaba desde qué ángulo
examinara la situación, creí­a ser la fuente principal del problema.
Era un
sentimiento que yo no podí­a expresarle a nadie por sentirme muy avergonzado y
triste.
A pesar de que ambos padres suelen sentirse culpables, el padre del
mismo sexo que el hijo es el que lo siente más agudamente.
Por fin un dí­a mi
esposa me dijo: "no creo que sea razonable el que tú te eches la culpa: tú
criaste dos hijos, uno es gay y otro no lo es.
Tiene que haber otros
factores".
Frecuentemente los padres solteros se culpan aún más como
responsables por la pérdida, separación o divorcio del cónyuge: "sé que fallé,
no logré ser tu padre y tu madre a al vez" 
Cuando un padre y una madre se sienten culpables se centran en sí­ mismos.
No
logran preocuparse por lo que tú hayas pasado; en esa etapa están demasiado
ensimismados para preocuparse por ti.
Puesto que son tus padres, puede que no
sean capaces de admitirte que se sientan culpables.
Reconocer este sentimiento
es como decir "Yo te he causado esta horrible situación, yo te he hecho
distinto.
Cúlpame a mí­.
" Esta no es una posición cómoda para ningún padre.

puedes ayudarlos de varias maneras.
Asegúrales que tú no crees que la causa sea tan sencilla como ellos la
ven.
Diles que hay muchas teorí­as y que el origen de la homosexualidad no se
conoce.
Brí­ndales un libro dirigido a los padres.
- Un libro puede atraerles en
estos momentos porque representa una autoridad.
Ten el libro a la mano para
darles; no les enví­es a una librerí­a gay a buscarlo.
Ellos ahora quizás estén
listos para hablar con una persona de confianza; algunos querrán hablar con un
clérigo.
Será difí­cil alejarlos de una persona que hayan escogido con quien tú
consideres no les convenga consultar.
Si sabes alguna agencia que haya ayudado a otras familias, ten su nombre listo
para ellos.
Una organización de orientación gay podrí­a serles útil pero
resistirán visitarla por considerarla del bando contrario.
Dales el número de
teléfono local de la Asociación de padres de gays y lesbianas.
En España hay
menos, pero cada ciudad, por pequeña que sea, cuenta con un grupo de gays y
lesbianas que realizan actividades sociales.
Quizá ellos les puedan informar de
actividades para padres y el nombre de otros padres que hayan acordado de
antemano hablar con ellos.
No esperes que respondan inmediatamente a estas sugerencias; podrí­an no actuar
si se sienten avergonzados o culpables.
El brindarles esta información es como
sembrar una semilla que tomará tiempo en dar su fruto.

4.
La expresión de sentimientos.
Cuando esté claro que el sentimiento de culpa y la autorrecriminación no son
productivos, tus padres estarán listos para hacer preguntas, escuchar tus
respuestas y aceptar sus sentimientos.
Este es el momento para el dialogo
productivo entre vosotros.
Ahora brotará toda la gama de sentimientos: "me
siento defraudado de que no tendré nietos".
"Por favor, no se lo digas a nadie
en la familia: no estoy listo para enfrentarme con ninguna persona sobre este
asunto","Me siento sólo y herido"; "Creo que hubiese sido mejor no saberlo",
"¿Cómo puedes herirnos de esta manera?","Preferirí­a morir".
Ya que tu vida en
una sociedad homofóbica te ha obligado a sentir muchos de estos sentimientos (el
aislamiento, el temor al rechazo, el dolor, la confusión, el temor al futuro.
.
.
)
tú puedes compartir con ellos tu experiencia con sentimientos similares.
Sin
embargo, permí­teles suficiente tiempo para que lo expresen ellos mismos; no
dejes que tus necesidades se sobrepongan a las de ellos.
Si ellos no han leí­do
un libro o hablado con otros padres, sugiéreles que lo hagan.
Ofrécete para leer
un capí­tulo con ellos e incluso a ir con ellos a una reunión de padres.
"Pablo
nos habí­a sugerido que conociéramos a Daniel.
Al principio no tení­amos interés
porque después de dejar de culparnos a nosotros mismos por lo que habí­a pasado,
le empezamos a echar la culpa a Daniel.
Yo me sentí­a enojado de que esta
catástrofe hubiera caí­do sobre nuestra casa; estaba seguro que iba a arruinar
nuestras vidas.
Siempre creí­ que éramos buenos padres, que no merecí­amos esto.

Mi ira con Pablo muy raras veces fue expresada, sin embargo permanencia en la
superficie, lista para que yo me enfrentara con ella".

La ira y el dolor son probablemente los sentimientos mas
frecuentemente expresados.
Muchas veces son sentimientos iniciales que parecen
rencorosos y crueles.
Si es que tus padres han de progresar, es mejor que
expresen estos sentimientos a que los escondan e intenten negar su existencia.

Enfrentarte a estos sentimientos será difí­cil para ti.
Tendrás la tentación de
retirarte, arrepintiéndote de haber planeado el asunto.
No te des por vencido,
sin embargo, no des marcha atrás.
Al expresar estos sentimientos tus padres
están camino de la recuperación.
Resulta, pues, que tanto la fase 3 como
la 4 de la polémica giran alrededor del sentimiento de culpa, que se manifiesta
en los padres: primero se sienten ellos culpables, por turno, y luego
culpabilizan a su propio hijo o al novio de éste.
Los padres, por lo visto,
tienen que sentirse responsables de todo lo que le ocurre a su hijo, el cual,
por otro lado, ya empieza a ser algo más que un niño.
Quizás existe en todo este
complejo sistema de sentimientos una abrupta percepción de que el lazo idí­lico
entre el niño y sus padres se ha transformado, de que aquél niño indefenso que
necesitaba tantos cuidados y devolví­a tanto amor ya no es el mismo: primero
tienen choque y negación, luego sentimientos de pérdida y de culpa por esa
pérdida, con reparto de responsabilidades y todo.
Y, sin embargo, es todo tan
natural… ¿No será que somos unos sentimentales sin remedio? 
Es curioso que todo esto puede ocurrir también con hijos heterosexuales, quienes
en la adolescencia y en la juventud atraviesan frecuentes crisis de comunicación
con sus padres.
Lo especí­fico de los hijos homosexuales es que, a veces, se
invierte demasiada pasión o bien se toman decisiones demasiado drásticas (hijos
expulsados de sus casas, terapias inútiles etc…) Es decir, es una cuestión de
grado.
Pero como no todo es lamentarse, lo cierto es que las crisis se superan.

El documento nos informa a continuación de cómo ocurre esto en el conflicto
entre hijos gays y padres heterosexuales.

5.
La decisión personal .
A medida que el trauma emocional disminuya, tus padres podrán enfrentarse de una
manera más racional al asunto.
No serí­a raro que para este momento quieran
detenerse a considerar sus opciones futuras.
Es como llegar a una encrucijada en
el camino.
La manera como escoja cada persona refleja la actitud que ella esté
dispuesta a asumir al enfrentarse a la situación.
Puede que tus padres decidan
tomar distintos caminos.
Ciertos factores podrí­an influenciar el camino que
escojan.
Las lecturas sobre la homosexualidad y otras conversaciones con los
padres puede que les alienten a tomar una actitud mas positiva.
Su orientación
religiosa tomará un papel importante.
Su orientación general, ya sea liberal o
conservadora, tendrá mucho que ver con su respuesta.
Un factor importante es la
importancia que le den a la restauración de su relación contigo.
Una variedad de
factores les influenciaran según formulen la manera de enfrentarse a este
asunto.
A continuación describo tres clases de decisiones.
1.
La mayorí­a continuarán queriendo a sus hijos de una manera que les permita
decir.
"Sigues siendo mi hijo", podrán aceptar la realidad de la orientación
sexual de su hijo o hija y brindarle su apoyo.
De hecho ahora la relación entre
padres e hijos estará basada en al honestidad y respeto mutuos.
La mayorí­a de
los padres dicen que su relación está mejor que nunca.
Todos se sentirán mejor
sobre lo sucedido.
Hasta este momento tus padres han tenido sólo un vistazo de
tus necesidades, de ahora en adelante podrán estar más conscientes.
Ahora se
preocupan de los problemas que has de enfrentar.
"Aunque tení­amos una leve idea
de las necesidades de nuestro hijo, mi esposa y yo estamos hoy en dí­a más
conscientes y entendemos por lo que él ha pasado".
"Le conseguimos una
habitación sólo en la universidad para hacer posible vivir su vida sin tener que
darle excusas o explicaciones a un compañero de cuarto".
"Invitamos a Daniel a
nuestro hogar con más frecuencia y pronto se convirtió en parte de nuestra
familia.
Cuando Pablo habló con su hermano pudimos hablar con Luis y darle apoyo
a Pablo.

2.
Algunas veces los padres responden dejando claro que es un asunto que no
requiere más discusión.
Aunque pueden hablar del tema, lo consideran muy
delicado.
Han progresado hasta cierto punto y no quieren avanzar más.
Esto no
indica necesariamente una actitud negativa hacia ti.
Ellos conocen sus lí­mites y
no quieren ser empujados mas allá de estos.
Aunque deberás respetar esta
actitud, todaví­a podrí­as intentar darles una mano.
Déjales saber que los quieres
- en dichos y en hechos - Déjales saber gradualmente sobre tu sexualidad: o sea,
sobre grupos gays en los que participas (en el centro comunitario, tu grupo
religioso o atlético).
Esfuérzate por no dejar que se alejen de ti.
Preséntales
a algunas de tus amistades; el conocer a otras personas homosexuales (en números
reducidos) les ayudará a romper con los tópicos.
En ciertas ocasiones tu
orientación sexual se podrí­a tornar en foco de constante batalla.
Todo lo que
hagas o digas ha de verse como sí­ntoma de tu problemas.
Tus horarios, tu
lenguaje, tus amigos , tu selección profesional, tus calificaciones escolares,
etc.
(En realidad tales preocupaciones reflejan un sentido de insuficiencia
personal por parte de tus padres).
Mientras exista esta situación, tanto los
padres como el hijo saldrán perdiendo.
Por lo general, cuando uno de los padres
asume este papel extremo a la otra parte de la pareja no le queda más remedio
que tomar una posición similar.
En cuanto a los hijos se refiere, con frecuencia
los padres que asistan a reuniones de padres o que conversen con otros padres
que apoyan a sus hijos, muy raras veces mantienen una actitud negativa.
Si
rehúsan ir a una reunión, quizás estén dispuestos a encontrarse con algunos
padres en un restaurante tranquilo.
Si tu intento no tiene éxito, no te
desanimes.
Busca a un padre o a una madre sustituto o un amigo o amiga que te
pueda ayudar.
La solución de problemas y el cambio de actitudes algunas veces parecen avanzar
con dos pasos adelante y un atrás.
No es raro que los padres recaigan un paso o
dos y vuelvan a discutir algo que tú creí­as que ya se habí­a resuelto.
Permí­teles tiempo para digerirlo.
Te vas a sentir desalentado cuando suceda pero
muchas veces esta es la manera como sucede el cambio.
Los padres están durante
esta etapa superando los obstáculos que se plantean en la asociación mental
existente entre la figura de su hijo – una gran cantidad de historia vital, en
realidad – y la imagen que se han hecho de la homosexualidad – esta es más bien
una suma desordenada de prejuicios y estereotipos que se han asimilado
inconscientemente en discusiones no muy inteligentes o pelí­culas basura.
Por lo
tanto están luchando internamente contra la homofobia, una lucha justa y que
merece apoyo, pues el amor que quieren mantener sobre sus hijos es realmente un
bien mayor que los prejuicios sin fundamento que ahora lo obstaculizan.
Como
dice la guí­a de PFLAG, la mayorí­a de los padres lo logran, si bien de distintas
maneras y dando dos pasos adelante y uno atrás, razón por la cual esta etapa que
ya es de superación del conflicto se denomina "La decisión personal".
También puede ocurrir que algunos padres superen las formas gruesas de la
homofobia, pero no las sutiles, por ejemplo: aceptan una suerte de
comportamiento homosexual ejemplar o ideal, pero no los aspectos reales del
mismo, como puede ser la tolerancia que se muestra hacia la transgresión de los
roles de género sexual en algunos ambientes homosexuales o el hecho de que otros
se comporten de manera promiscua o frecuenten lugares de encuentro sexual de
mala fama.
Y esto ocurre incluso aunque no tengan reparos, en conversaciones
informales, a la hora de admitir la promiscuidad heterosexual.
Es patético
comprobar cómo algunos miembros de una familia prefieren continuar negando la
homosexualidad de otro a costa de contemplarlo eternamente como una suerte de
Don Juan que no se compromete con ninguna mujer y que vive una divertida y
comprensible promiscuidad heterosexual.
Como la mente humana y su ingenierí­a de los prejuicios es, en realidad, un gran
laberinto, no creo que los padres estén obligados a compartirlo todo de sus
hijos ni estos de sus padres, y podemos felicitarnos si el proceso de dar a
conocer la propia sexualidad a los padres concluye con una superación de las
formas gruesas de la homofobia, como parece ser que ocurre en la mayorí­a de los
casos.
Más interesante aún, algunos padres están dispuestos a ir más allá y
llegar a.
.
.

6.
La verdadera aceptación 
No todos los padres llegan hasta aquí­, pero algunos sí­.
La mayorí­a pueden amar a
sus hijos sin aceptar su estilo de vida.
Muchos alcanzan incluso a celebrar la
diferencia de su hijo.
Estos afortunados ven la homosexualidad como una variante
legí­tima de la sexualidad humana.
Cuando se les pregunta si desearí­an que su
hijo cambiase, responden "Yo preferirí­a cambiar nuestra sociedad homofóbica de
tal manera que mi hijo pudiera vivir su vida sin rechazo ni miedo.

Los padres en esta etapa superan su propia culpa, la de ser parte de una
sociedad culpable, homofóbica.
Piensan en las bromas o comentarios despectivos
que han hecho ellos mismos durante años y comienzan a entender los problemas que
inconscientemente han creado para su hijo.
Finalmente llegan a pensar en la opresión de los gays y lesbianas desde un nuevo
punto de vista.
Entonces puede ser que comiencen a luchar contra esa opresión:
Hablan con amigos acerca de estas cuestiones tratando de educarse a sí­ mismos y
a los otros; apoyan a los amigos gays de su hijo o hija; acuden a asociaciones
de padres de gays tratando de ayudar a otros padres.
En definitiva, se adhieren
a una causa y buscan una ví­a adecuada a sí­ mismos para realizar alguna
contribución positiva.

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