jueves, 23 de junio de 2011

Silvana

Silvana, 26 años, lindas tetas y buenísimo culo, casada. Se levantó temprano a su cita con el odontólogo. Sentada en la clásica silla de los dentistas, Silvana notó la mirada del profesional clavada en su escote. Tanto fue que debió cerrar los ojos y sólo soñar que estaba ofreciendo una buena vista a su dentista. Además, con ojos cerrados, facilitaba las miradas indiscretas.Al salir, el siguiente paciente, un hombre mayor, clavó su mirada en el culo de Silvana, protegido por un jean ajustado.Paró en un supermercado y mientras compraba, el cerebro de Silvana iba fantaseando y calentándose más ella misma. Sabedora que el chico que reponía verduras la miraba con insistencia, Silvana se tomó su tiempo para elegir un par de pepinos, a los cuales acarició con disimulo, bajo la mirada del chico.Al llegar a su casa, en donde estaba sola, deslizó las cortinas de su gran ventanal. El sol apareció a pleno, acariciador. Quien también estaba era su vecino, casi 40 años, distante unos diez metros, jardín por medio, sentado, seguramente mirando televisión. Parecía estar solo.Silvana activó su mecanismo rápidamente. Disimuló, hizo como si nadie existiese en la casa de enfrente y comenzó a desvestirse hasta quedar en ropa interior. Un espejo bien colocado, permitió a Silvana percatarse que el vecino estaba mirándola con atención. Sentado frente a la tele, pero con los ojos clavados en su vecina.Silvana encendió el ordenador. Buscó en el chat un hombre cualquiera, que resultó ser de unos 25 años. Rápidamente fueron al msn y Silvana comenzó a insinuarse, a mostrarse frente a la cámara web, a quitarse el sostén y a masturbarse. Los dos se masturbaron, incluso Silvana vio el semen de su ocasional amante cibernético mojar las dos manos del hombre.Sin más, Silvana se desconectó y se dirigió desnuda al salón, para sentarse en el gran sillón. Pasó frente al ventanal y de reojo notó la presencia de su vecino.El sillón escondía un poco el cuerpo de Silvana, pero ésta insinuaba pararse, mostraba un poco sus pechos. La situación volvió a calentarla y comenzó a acariciarse.Fue el mejor momento para que su marido llegase. El se sorprendió a ver a su mujer sentada desnuda en el salón. Silvana se paró rápidamente y no le dio tiempo a reaccionar. Comenzó a besarlo, a desvestirlo. Lo empujó contra el sillón y terminó de quitarle la ropa. El vecino seguía la escena, ubicado con disimulo. Silvana mamó el miembro de su marido, le acarició los huevos, le pasó la lengua por los huevos. Luegó se sentó sobre su marido, de espaldas a él. Comenzó a cabalgarlo. Su marido disfrutaba de ver el culo de Silvana subir y bajar. En pleno desenfreno, Silvana se podía ver entera desnuda por parte del vecino. Sus tetas se bamboleaban.Silvana tuvo un par de orgasmos. Entonces su marido la levantó. El también se levantó y sentó a Silvana en el sillón. Acercó su polla para que Silvana se la metiera en la boca. Luego de mamársela otro rato, su marido se la sacó de la boca y con la ayuda de sus manos se masturbó. Mientras, Silvana le acariciaba los huevos. La leche cayó en las tetas y en la cara de Silvana.El marido se tiró sin fuerzas sobre el sillón. Silvana se levantó y como si no existiese nadie viéndola, se dirigió al gran ventanal, totalmente desnuda, con la leche de su marido en su cara y en sus tetas. Abrió los brazos como queriendo recibir el sol y enseguida fue al sillón para dormitar un rato junto a su marido. Se acostó apoyando sus tetas en su marido y apretando con su mano la polla ya dormida. Se acomodó, sacó un poco el culo para afuera, de manera que su vecino pudiere verle el trasero. Un motivo más para que pudiera el vecino fantasear y masturbarse

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