miércoles, 29 de junio de 2011

Me matan las colegialas

Me matan las colegialas (Voyerismo)

Todo lo que he hecho por saciar mi deseo por las colegialas, desde mostrarme desnudo hasta hacer el amor ante ellas.

Vivo en Cali, Colombia.
Tengo 36 años, estoy casado con una
linda mujer que me complace en casi todo lo que tiene que ver con el sexo.
Hemos asistido a fiestas de parejas, e incluso hemos tenido
un par de intercambios, en donde hicimos de todo.
De todas maneras una de las cosas que a mi me mata con
respecto al sexo son las colegialas.
.
.
me mata ver esas jovencitas vestidas con
la falda de colegio.
No se qué encanto tienen esas faldas pero las hace ver
exquisitas, o digánme que no!!!
El hecho es que este gusto lo ignora mi mujer, pues ella no
está de acuerdo con las relaciones con menores, aunque una de nuestras parejas
amigas es un par de jóvenes, y mucho menos con ir a hacerles algo morboso a
ellos.
Mi gusto por las jovencitas me ha llevado a salir a trotar
tadas las mañanas a eso de las 6 y 7 A.
M.
, hora en que la mayorí­a de colegios
tienen su hora de entrada; al comienzo me contentaba con verlas y echarles uno
que otro piropo, luego me entró las ganas de mostrarles el pene cuando iba
alguna sola o en grupitos de hasta tres.
Recuerdo la expresión de la primera
niña a la que se lo mostré, me paré en frente de ella me bajé la pantaloneta y
le pregunté que si le gustaba, la chica abrió sus ojos y los clavó en mi aparato
medio erecto, mientras yo me lo meneaba, aceleró el paso y se alejó de mi.
Mi siguiente paso fue desnudarme totalmente cuando veia el
momento ideal, nadie en la calle y una, dos o tres niñas no mayores de 16 años,
pues de ésta edad suelen ser un poco más temerosas.
Apenas estaban cerca salí­a a
trotar y les pasaba por el lado, la reacción de ellas me excitaba mucho, pues la
gran mayorí­a volteaba a mirarme hasta que en la esquina paraba a masturbarme
para que me vieran.
Haciendo esto me pasaron muchos cacharros, pues de vez en
cuando alguna persona me alcanzaba a sorprender y salí­an tras de mi, incluso una
vez estuve detenido un par de horas, claro que nunca llegó a mayores, gagez del
oficio.
Luego quise probar algo distinto, un dí­a en un callejón muy
estrecho vení­a una niña como de unos 14 o 15 años, muy linda, dejé que estuviera
a mitad del callejón para que no tuviera espacio para escapar, cuando la tuve a
un par de metros me baje la pantaloneta hasta las rodillas, mi pene estaba bien
parado, pues me estaba preparando para el momento, ella se sorprendió mucho al
verme y se hizo hacia un lado, yo, sin pensarlo dos veces, fui hacia ella y me
toqué uno de sus senos, lo palpé en toda su extensión, un seno juvenil, durito
pero a la vez delicado, ella salió corriendo, yo me subí­ la pantaloneta y
continué mi camino.
A partir de esa experiencia, me atrevi a tocarlas.
La segunda
fue una mona muy linda, a pleno medio dia, en mi hora de almuerzo y cerca de mi
lugar de trabajo, la seguí­ por casi 10 cuadras buscando el momento propicio,
éste llegó en una calle solitaria, aceleré el paso, me acerqué por su espalda, y
en un movimiento rápido le subí­ la falda, ella paró y volteó a ver, aproveché
para agacharme un poco y apretar sus nalgas y meter un dedo entre su calzoncito,
que para mi desdicha no era tipo tanga, sin embargo alcancé a tocar su chochita,
ella me lanzó algunos improperios, pero cuando reaccionó yo ya estaba a unos
cuantos metros emprendiendo la huida.
Asi lo hice con varias niñas, una de las que más recuerdo fue
una sardina como de 15 años, me le acerqué de frente y cuando estuvo a mi lado
mandé mi mano a su panochita, se la cogí­ completamente, sentí­ lo peludita que la
tení­a y la verdad a pesar de la edad de la niña, la palpé bastante grande, ella
no reaccionó, no me dijo nada, ni siquiera intentó quitar mi mano, me miró a los
ojos y aceleró su paso.
Pero lo máximo que he hecho en cuanto a exibirme fue a unas
niñas de enseguida de mi casa.
El patio de mi casa es destapado, y desde la terraza de la
casa de enseguida se puede ver completamente.
Una vez que estaba solo, dos
sardinas de esa casa, 14 y 13 años, se subieron a estender la ropa, yo estaba
bañándome, no lo dude, salí­ totalmente desnudo y me empecé a afeitar ante sus
ojos, por el espejo ví­ como ellas se escondieron ras la ropa como para que no
las viera, una vez acabé de afeitarme, voltee para que me vieran bien el pene, y
me empecé a masturbar, ellas salieron de su “escondite” y me vieron
directamente, yo hací­a como si no las hubiese visto, esto me emocionó a tal
grado que me vine en chorros.
Desde ese dí­a noté que las jovencitas subí­an muy
seguido a la terraza, incluso a veces las acompañaban otras vecinitas de la
cuadra o de su colegio.
Cada que yo veí­a la oportunidad salí­a desnudo y les mostraba
mi pene como ignorando que ellas me estaban viendo.
Hace como un mes, un domingo, mientras mi esposa estaba en
misa, se subieron las dos a la terraza, supuestamente a broncearse, pues estaban
en bikini, inmediatamente se me paró al verlas asi, como desde mi patio no las
podí­a ver tendidas en el piso, subieron unos sillones y allí­ se tendieron, yo
hice mi salida triunfal, con el pene más tieso que un riel de ferrocarril,
empecé a masturbarme, cual no serí­a mi sorpresa al ver que la mayor de ellas se
quitó el top y quedó con sus teticas al aire, unas tetas muy hermosas, yo estaba
extasiado viendo ese par de teticas cuando de repente Lady, asi se llama, se
soltó las tiritas de la tanga, y volteo su cuerpo, una vez boca abajo, se quito
la pequeña prenda que le cubrí­a un culito divino, paradito y respingón, yo paré
de masturbarme porque en esas instancias estaba que me vení­a.
Lady le decí­a algo
a Kelly, y al ratico le desató el top y pude ver otro par de lindas y juveniles
tetas, muy pequeñas pero igual de tentadoras, Kelly se volteo, y su prima se
paró para ayudarle a quitar la tamga.
Allí­ estaban ante mí­ ese par de chiquillas
totalmente desnudas.
Llavaba unos 10 minutos viendo sus traseros, cuando Lady se
volteo y se puso de pie, mostrándome todo su espectacular cuerpo cuerpo de niña
de 15 años, unos senos redonditos y grandes para su edad, una diminuta cintura y
una chochita linda, con muy pocos vellos, un par de muslos exquisitos.
Ya sin
ningún reparo nos miramos frente a frente, y yo me empecé a acariciar el pene,
ella hizo lo mismo con sus senos, y sepando las piernas comenzó a acariciar sus
genitales, yo estaba que me vení­a.
De repente el timbre de la puerta me trajo a
la realidad, me coloqué una toalla debajo de la cual no se podí­a esconder mi
tremenda erección, era mi esposa.
Apenas cerré la puerta me quité la toalla y la
besé y la empecé a desnudar, ella nunca se niega a una buena culiadita, asi que
en segundos estábamos los dos desnudos, y mi pene entre sus labios.
Le dije que
fueramos a hacerlo en el baño, salimos, inmediatamente las sardinas se
escondieron detrás de los asientos.
Antes de entrarnos al baño empecé a
acariciar a Ana y al instante estaba metiéndosela por la cuca ante la mirada de
las chiquillas.
Pude observar como Lady se tocaba e instruí­a a Kelly para que
también lo hiciese, pusé a Ana de espaldas a ellas se lo empecé a meter por el
ano, cosa que la vuelve loca, por el espejo pude ver como Lady salí­a del
escondite y se sentó en la silla con las piernas bien abiertas, se empezó a
masturbar.
Comencé a metérsela con más fuerzas viendo aquella escena, y
Ana gemí­a del placer.
Le hize ver por el espejo a las chicas que se estaban
masturbando en ese momento, ella se sorprendió, no le dí­ tiempo de nada, se la
empujaba más y más duro, me dijo “con razón la tení­as tan parada, morboso”, le
dije que si le gustaba verlas masturbarse, no me contestó.
“dale, dame más duro
es lo que debes hacer, mostrales a esas niñitas cómo es que se culea”
Estuvimos culiando como una hora, hasta que llamaron a mis
vecinitas a hacer oficio.
No hemos vuelto a vernos asi con las chicas, aunque cada vez
que nos encontramos las sonrisas pí­caras que nos lanzamos lo dicen todo.
De todas formas mi gusto por las jovencitas sigue creciendo,
y me gustarí­a que quienes comparten este gusto me escriban para compartir ideas
y experiencias a
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