martes, 21 de junio de 2011

Carne argentina

Bueno, pues después de leer varios de los relatos aquí publicados, me he decidido a contaros cómo fue mi primera vez. Veréis, me llamo Clara, y actualmente tengo 23 años. He de decir que debido a una educación bastante tradicional, tardé mucho en relacionarme con chicos: mi primer beso llegó a los 18 años, y cuando llegué a los 20, aún no me había acostado con nadie, lo cual me ocasionaba una gran frustración. Yo sabía lo que era masturbarme, y en mis fantasías me veía a mí misma siendo follada una y otra vez por misteriosos desconocidos. Pero bueno, eso eran sólo fantasías. Pasadas 2 semanas de mí 20 cumpleaños, fui invitada a una fiesta a casa de un amigo. Allí había todo tipo de alcohol. No conocía a nadie, excepto al amigo que me había invitado, así que al no tener con quien hablar, me dio por beber. Finalmente, un chico se acercó a mí. Era argentino, se llamaba Esteban y estaba... mmmm de muerte. Enseguida conectamos: primero hablando de cosas triviales, cómo qué estudias o qué es lo que te gustaría hacer al acabar la carrera. Después, cuando ya habíamos cogido un poco de confianza, empezamos a hablar de las cosas que hacíamos los fines de semana para divertirnos, y acabé lamentándome de no tener costo para fumarme un buen porro. Esteban me dijo que él tenía, y dado que en el salón donde nos encontrábamos todos no fumaba nadie, decidimos irnos a una habitación de la casa. Él llamó a 2 de sus amigos, también argentinos, Mario y Antonio, y nos fuimos a fumar los cuatro. Después de fumarnos 3 porros, yo estaba algo mareada, pero enseguida empecé a sentirme mejor, en cuanto esos 3 chicos empezaron a decir una tontería detrás de otra. Creo recordar que le dije a Antonio que siempre había sido muy tímida con los chicos y que por eso ellos tampoco me dedicaban grandes cumplidos, a lo que él respondió con esas palabras dulces y sensuales que en boca de un argentino hacen que una se derrita de placer. Se iba acercando más a mí, y me preguntó si sabía cómo besaban en Argentina. Al contestarle yo que no, me plantó un morreo de lo más sensual. Entonces Mario me dijo que me iba a repetir el concepto para que me quedaba claro, y después de besarme, me acerqué a Esteban, me senté a caballo sobre él y empecé a besarle, diciéndole que quería afianzar el concepto. Empezamos a calentarnos cada vez más, yo me movía hacia delante y hacia detrás. No me imaginaba en qué podía acabar todo aquello, sólo sabía que no quería parar. Mientras iba notando cómo a Esteban se le iba poniendo cada vez más dura, Antonio empezó a tocarme las tetas. Mis pezones se habían puesto duros. - Vaya, parece que a esta zorrita le gusta lo que le hacéis. Voy a darte a probar la carne roja argentina - dijo Mario. Aquella vez fue la primera que oí esa frase, "carne roja argentina". Mientras me decía eso, Mario se desabrochó el pantalón. Dios mío, qué verga! pensé yo. No llevaba calzoncillos, así que en cuanto se abrió la bragueta, se le salió. Me la metió en la boca y empecé a mamársela. Creí enloquecer. Después de tantos años reprimida, por fin estaba mamándosela a un tío, y no de una manera cualquiera, sino mientras me sobaban las tetas y yo a su vez me restregaba contra los huevos de alguien. No sabía que hacer, así que me dejé llevar. Me movía compulsivamente sobre Esteban mientras mamaba la verga de Mario. De repente Esteban dijo: - Ya está bien de calentarme, zorra, ahora vas a probar mi verga de verdad. Yo intenté desabrocharle el pantalón lo más rápido que pude, estaba loca de excitación. Había soltado la verga de Mario en un intento de ser más eficiente con Esteban. Entonces Mario se revolvió, parecía enloquecido: - ¿Quién te ha dicho que pares, nena? Ahora tendrás que compensarme. Y sin decir ni media palabra más, me tumbó en el suelo y empezó a metérmela. Al principio costó un poco. Yo a esas alturas estaba bien mojada, pero era virgen, así que no entró a la primera. Empezó a susurrarme palabras al oído, no las recuerdo todas porque había fumado un poco de más, pero recuerdo una frase que hizo que me excitara aún más: "vamos nena, te voy a follar aunque te resistas. Ábreme tu concha". Acto seguido me embistió, y joder! Vi las estrellas. La primera embestida me dolió, pero Mario siguió y siguió. No llegó a correrse, porque Esteban, que ya se había quitado los pantalones, le quitó de encima de mí, y me obligó a sentarme tal como estaba antes, él apoyado en el borde de la cama y yo sobre él a caballo. Joder, qué cachonda estaba, no me lo podía creer. Empecé a follarle, como si lo hubiera estado haciendo toda la vida, mientras que Mario se masturbaba delante de mí. Justo cuando estaba a punto de correrse me dijo: - No has querido recibir mi leche en tu coñito, nena, pues ahora te la vas a beber - y se corrió en mi boca - Vamos bébetela toda. Y así lo hice, aunque acabé derramando un poco. Yo seguía moviéndome sobre Esteban, y apenas un par de minutos después de recibir la leche de Mario, recibí la de Esteban. Joder, pero yo quería más. Seguí moviéndome, una y otra vez y al fin, alcancé mi orgasmo. Me había obsesionado con Esteban, y seguí moviéndome. Sin embargo, Antonio, que había observado la escena a un par de metros de distancia dijo: - Bueno zorrita, ya basta de sentimentalismos. Ahora me toca a mí, y puesto que ya has recibido leche en 2 agujeros distintos, tendré que explorar sitios nuevos. Yo le dije que el culo no me lo habían tocado nunca, pero en ese momento, Antonio vio la poca sangre que había derramado al romper mi virginidad, y me dijo: - Vaya vaya con la nena, así que resulta que eras virgen. Ahora sí que no puedes negarte entonces a que te explore ese culito que tienes, si te has dejado romper por 2 lados, ahora tendrás que dejarte romper por este. Así que me mojó el ano con la leche que resbalaba de mi coñito, e introdujo su dedo un par de veces. "Ahora ya estás lista", me dijo. Y me introdujo su verga, primero suavemente y por la punta, y luego cada vez más rápido, hasta que me la metió hasta el fondo. Sin embargo, yo seguía obsesionada con Esteban, al que no se le había bajado la erección a pesar de haberse corrido, así que le dije que quería seguir follándomelo. Entonces Esteban se sentó a lo largo de la cama, y me dijo que me sentara encima, tumbada sobre él, mientras Antonio seguía metiéndomela por el culo. Guaaaaau pensé yo. Hasta hace media hora era virgen, y ahora me la estaban metiendo por 2 sitios a la vez. Y como quedaba un poco de sitio libre a la izquierda de la cama, Mario se sentó de rodillas a mi izquierda y me la metió en la boca otra vez. - Hay que ver cómo le gusta el vicio a nuestra nena - dijo Mario - Me la has chupado muy bien antes, y lo vas a volver a hacer. Así que seguí y seguí durante unos minutos, hasta que Antonio se corrió en mi culo, y pocos segundos después, lo hizo Esteban. Qué placer, Dios mío, y todo sin proponérmelo. A esas alturas ya no estaba mareada ni nada, y mientras seguí chupándole la verga a Mario, ví que Esteban se fue a por la cámara, y empezó a sacar fotos de cómo se la chupaba a su amigo, a la vez que sacó fotos de mi coño, mis tetas y de la corrida que Mario dejó en mi boca, pues aunque volví a tragármela, volví a derramar algo. A esas alturas Esteban estaba extenuado, al igual que Mario. Sin embargo, Antonio sólo se había corrido una vez, así que me tumbó con fuerza sobre el suelo y digo: - Bueno, Esteban, ahora vas a sacar fotos de esta zorrita mientras me la follo por delante, pero quiero ver cómo gritas de placer. Ahora ya no eres virgen, así que grita como una mujer. Y grité, vaya que si grité. Una vez que Antonio se hubo corrido, me limpié con una toalla y me vestí. Ellos 3 empezaron a vestirse también, y cuando abría la puerta para marcharme, Mario me dijo: - Espero que hayas disfrutado de la carne roja argentina. No está mal para ser la primera vez, ¿Verdad?.

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