lunes, 27 de junio de 2011

Negro y Blanco (1: Negro)

Negro y Blanco (1: Negro) (Lésbicos)

Mi primera experiencia fue traumática.

Faltaban tres meses para que yo
cumpliera 16 años cuando ocurrió aquello.
Mis padres trabajaban normalmente hasta
las 8 ó 9 de la tarde en el negocio de joyerí­a del que eran dueños.
Habí­an
contratado a Elsa para que hiciera la limpieza de las casa y preparara la comida
del dí­a siguiente y como su jornada empezaba a las 3 de la tarde cuando yo salí­a
del colegio nunca estaba sola en casa, que en realidad era lo que preocupaba a
mi madre.
Elsa era una mujer de unos treinta y
tantos años, era muy activa, se pasaba el dí­a cantando, tení­a poca educación y
era algo descarada.
Fí­sicamente no estaba mal, no era muy alta y su cuerpo
estaba lleno de curvas, sus pechos eran grandes y sus caderas anchas, no era
nada fea de cara y en conjunto resultaba ese tipo de mujer que gusta a los
hombres, Estaba casada y su marido era camionero.
Aquel dí­a por algún problema de los
profesores se suspendieron las dos últimas clases de la tarde y yo me fui a
casa.
Elsa no estaba en la cocina y subí­ a mi habitación, oí­ como murmullos en
el dormitorio de mis padres, frases entrecortadas, suspiros, gemidos, abrí­ la
puerta y me quedé paralizada.
Elsa estaba en la cama medio desnuda con un hombre
encima de ella moviéndose como un poseso.

Así­ cariño!………así­
El hombre tení­a el pantalón en los
tobillos, su culo blanco y peludo subí­a y bajaba contra el vientre de Elsa,
ambos jadeaban sonoramente.
Yo seguí­a paralizada con los ojos y la boca muy
abiertos por la sorpresa, miraba incrédula como los testí­culos se moví­an
golpeando las nalgas de Elsa cada vez que el pene entraba y salí­a de su cuerpo.

Elsa me vio, me miró por un instante para ignorarme inmediatamente.
Sus gemidos se hicieron mas fuertes.
Ahora!…….
.
ahora!……córrete ya.
Empezo a moverse al mismo ritmo que el.
Dámelo ya!…….
.
dámelo ya!……córrete!
Ahora gritaba, lo abrazaba fuerte con
los brazos y las piernas.
Me asuste y salí­ corriendo a mi
habitación.
Me faltaba el aire y estaba temblando, tení­a las imágenes de lo que
habí­a visto metidas en mi cabeza, era la primera vez en mi vida que veí­a a un
hombre y una mujer haciendo el acto sexual y estaba muy impresionada.

No se el tiempo que pasó hasta que Elsa
entró en mi habitación.
Estaba de lo mas tranquila
Era Ramón, mi marido.
Hace cinco dí­as
que no lo veí­a y se va otra vez y ya sabes…….
habí­a que echar un polvo como
fuera.
Yo….
.
yo – no me salí­an las palabras
No les iras a decir nada a tus padres,
verdad?
Yo …yo
Yo se que no esta bien joder en la cama
de tus padres, pero date cuenta que si no me quedo en ayunas tres o cuatro dí­as
mas.
Elsa me miró de una forma rara.
Tu no has echado ningún polvito todaví­a?
Negué con la cabeza.

Pobrecita mia! Al coñito hay que darle
de comer cariño.
Cuando pruebes, ya veras como te gusta.
Una buena polla como la
de Ramón es una maravilla.
Yo sentí­a la sangre subirme a la cara,
me sentí­a arder.
Aquellas palabras de Elsa me parecí­an horribles.
Te has puesto cachonda mirándonos eh?
Seguro que se te han mojado las bragas.
Estas caliente?.
Seguro que te vas a
hacer una buena paja a nuestra salud.
No…….
yo
Te la vas a hacer seguro, se que tienes
que estar caliente.
Volvió a mirarme fijamente
Oye, no les iras a decir nada a tus
padres?
En aquel punto las cosas se disparataron
Elsa querí­a tener la seguridad de que yo no iba  a hablar.
Si tu les dices algo a tus padres yo voy
a tener que decirles que te hiciste una paja mientras nos mirabas
Por mi expresión Elsa debió darse cuenta
de lo asustada que yo estaba y quiso asegurarse de que yo guardarí­a silencio.
No te de vergí¼enza, yo también me hago
mis buenas pajas y cuando se esta caliente como tu son mas ricas.

Quise hablar y no pude
A ver, seguro que te has mojado
Sin mas me metió la mano debajo de la
falda, no pude reaccionar, noté sus mano entre mis piernas, apreté los muslos.
Déjame ver ….
abre
Los separé, estaba aterrorizada – Elsa
sonreí­a, mientras su mano me acariciaba sobre la braga.
Cariño.
Estas ardiendo
Habí­a separado mi braga y sentí­ sus
dedos tocando la carne de mi vulva, me hizo daño cuando intento metérmelos
dentro y di un grito.
Perdona cariño……así­ â€¦.
.
así­ despacito
para que te de gusto .
El terror se habí­a convertido en angustia, una angustia
que me subí­a hasta la garganta, los ojos se me llenaron de lagrimas, me dejé
caer de espaldas  en la cama mientras ella seguí­a tocándome .
A la angustia y al
terror que sentí­a fue uniéndose una sensación nueva que las supero.
Empecé a
notar que aquellos dedos que me frotaban la vulva me producí­an un intenso placer
que se iba adueñando de mi poco a poco, gemí­.
Te gusta?
No conteste, pero involuntariamente mis
caderas se movieron.
Querí­a sentir mas, querí­a que aquellos dedos frotaran mas
fuerte.
Mas…….
mas
Gemí­ desesperada dándome cuenta de que
algo iba estallar dentro de mi.
Elsa apuro sus caricias
Te vas a correr ….
te estas corriendo.
Algo pareció desprenderse en mi
interior, mi vagina se lleno de calor y de jugos que manaban sin cesar, arañe la
colcha desesperada, creo que grité, apreté la mano de Elsa con mis mulos
mientras todo mi cuerpo temblaba.
Menuda corrida!
Le oí­ decir a Elsa
Bueno descansa y ….
¿no les dirás nada a
tus padres, verdad?
Cerró la puerta y me quedé sola tumbada
en la cama, con la falda por la cintura, abierta de piernas y la vulva latiendo
.
Me parecí­a horrible lo que habí­a pasado,
me encontraba terriblemente mal, lloré desconsoladamente y cuando llegaron mis
padres yo estaba metida en la cama.
Elsa entró con mi madre a la habitación.
Llegó mal del colegio.
Debe ser un corte
de digestión.
Lo dijo tan tranquila.
Aquella noche me masturbe no se cuantas
veces.
Estuve dos dí­as en la cama .
A partir de entonces empezo mi calvario.

Odiaba a Elsa, pero al mismo tiempo sentí­a una atracción enfermiza por ella.
Me
di cuenta de que Elsa era mala.
Gozaba sabiendo que me tení­a sometida y que yo
harí­a todo lo que ella quisiera.
Lo descubrió enseguida porque además de mala,
era lista y supo muy pronto lo que a mi me estaba pasando.
Cuando estabamos solas en casa yo
mariposeaba con cualquier excusa por la cocina.
Te gusto la paja que te hice eh?
Me miró sonriente
Eres una putita caliente.
Yo no soy eso!
Claro ….
.
claro.
que no mujer.
Pero te va
la marcha.
Ven!
Me levanto la falda y allí­ mismo en
medio de la cocina de pie, me masturbo .
Hija te corres que da miedo y…¿sabes
que? Que me has puesto cachonda a mi.
Mira como estoy por tu culpa.
Se sentó en la mesa, se subió la falda y
apartando la braga me mostró su vulva.
Tení­a una gran cantidad de pelo negro, su
vulva me pareció enorme.
Se la habí­a abierto con los dedos, veí­a el agujero
negro de la entrada de su vagina rodeado de carne roja brillante de humedad que
se abrí­a y se cerraba en suaves contracciones.
Quieres hacer una tortilla?
Una tortilla? – repetí­ sin entender
No sabes lo que es una tortilla?
No
Es cuando se lo montan dos mujeres, tu
me lo tienes que hacer con la lengua.
Elsa daba por hecho que yo tendrí­a que
hacérselo, que tendrí­a que meter mi lengua en su vagina.
Miré su vulva de nuevo
y sentí­ un temblor  recorrerme el cuerpo.
Una sensación de asco, se mezclo con
un fuerte deseo.
Tendrí­a que meter mi lengua en su vagina, sentir el sabor de
sus jugos, tener mis labios pegados a aquella carne palpitante.
Me latí­an las
sienes
Vamos……ven!
Me acerqué sin apartar la vista de su
entrepierna.
Ella se acomodo sobre la mesa apoyando su espalda en la pared,
dobló las rodillas y separo mucho los muslos.
Su mano se puso sobre mi cabeza y
fui inclinándome despacio, un olor dulzón me entró por la nariz, notaba el calor
que desprendí­a su sexo , saqué la lengua y rocé la carne de su vulva, mis labios
se mojaron con sus jugos.
Mas arriba ………mas arriba
Se movió contra mi cara, mi lengua
recorrí­a su vulva y notaba en mi boca sabores distintos.
Ahora la pasaba mas
arriba de la vagina y el sabor era otro, mas suave,.
menos dulzón .
El mundo
para mi, en aquel momento se reducí­a a las sensaciones que sentí­a en mi lengua.
Ahi!……ahi!  
Mi lengua habí­a tocado su clí­toris
hinchado , la lamí­ suavemente, era suave, lo apreté con los labios.
Elsa se
movió, apretándose contra mi boca.
Así­â€¦â€¦.
así­, sigue……sigue  …Ah!——-ah
Empecé a chupar con toda mi boca
abierta, mi lengua se metí­a en su vagina se retorcí­a dentro y subí­a de nuevo
hasta su clí­toris, lo tomaba entre mis labios y lo chupaba.

Méteme los dedos ….
méteme los dedos.
Lo hice, mientras chupaba su clí­toris
metí­ mis dedos en su vagina.
Elsa me apretaba la cabeza con la mano y empujaba
su vientre contra mi cara, casi no podí­a respirar pero seguí­ chupando.
Las
piernas me temblaban, apreté los muslos y empecé a correrme.
Elsa gemí­a fuerte, me tiró del pelo
apartándome.
Yo me arrodillé en suelo, metí­ la mano entre mis piernas 
apretándome fuerte mientras seguí­a corriéndome.
Es la primera vez que hago una tortilla
y !caray! es muy buena.
Elsa se habí­a sentado en la mesa ya
recuperada.
Házmela tu a mi- le pedí­
Chiquilla tu estas loca!….
no como yo un
coño por nada del mundo.
Sentí­ deseos de matarla
Ven siéntate aquí­, a mi lado.
Te la voy
a cascar, debes estar caliente como una burra.
Bájate las bragas.
Las bajé y me senté a su lado sin
rechistar.
Comenzó a tocarme
Quieres hacer la tortilla completa?
Como…….
Se abrió la blusa y se saco un pecho
fuera.
Chúpalo …chúpame el pezón
No pude reprimir mi excitación.
Su pecho
era grande, con una areola oscura y un pezón gordo.
Chúpalo mientras yo te la casco.
Sus dedos me acariciaban, metiéndose en
mi vagina y subiendo a mi clí­toris para frotarlo.
Yo habí­a puesto mi labios
alrededor de su areola y chupaba su pezón.
Uno de sus dedos se metió entre mis
nalgas y sentí­ que me acariciaba por detrás.
Me gusto pero me hizo daño cuando
intento metérmelo.
Me haces daño
Entonces empezó a acariciarme con las
dos manos.
Estaba a punto de correrme, el dedo que me acariciaba por detrás
empujaba tratando de entrar, mi ano empezó a ceder y aquel dedo fue metiéndose
dentro, le metió y lo sacó.
Empecé a temblar, dejé de chupar su pezón y apreté
mi cara contra su pecho.
La sensación de placer que los dedos que frotaban mi
clí­toris , fue haciéndose mas fuerte que la del dedo metido en mi ano y las dos
mezcladas desembocaron en una corrida fortí­sima.
No querí­a que parara, el gusto
era tan grande que hasta ella se dio cuenta de que estaba ida.
Quedé como alelada durante un buen rato

Vamos niña espabila!…….
.
te corres de una
forma que asustas.
Después de aquello yo me convertí­ en su
tortillera, en su esclava.
Le habí­a gustado la experiencia  .

Eres una viciosilla.
Te gusta comerme el
coño y la verdad es lo comes muy bien.
Te gusta chupar mi corrida, te tragas
toda la leche
Yo me sentí­a muy mal, me daba asco de mi
misma de aquella mujer me tratara como a una basura.
Creo que mi madre empezó a
olerse algo.
Elsa sabe si a la niña le pasa algo? La
veo muy rara
Hija me tienes muy preocupada.
No
quieres decirme lo que te pasa?
Elsa debió tomar miedo a que yo acabara
hablando y un buen dí­a desapareció si n dar ninguna explicación.
Esta es la parte negra de mi vida y
ahora os contaré la blanca.

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