martes, 28 de junio de 2011

Escapemos

Escapemos (Amor filial)

Era una muchacha joven, bonita, un cuerpo delicado y precioso, sus senos eran grandes, ligeramente caí­dos, sus labios incitaban al pecado, cuando entró a trabajar en la familia, todos los miembros masculinos, hací­an lo imposible para agradar a la muchacha.

Todo comenzó como un juego, éramos jóvenes, no nos detení­amos
a pensar que repercusiones podrí­an causar nuestros actos, solo pensábamos en
disfrutar el uno del otro.
Me hacia sentir mujer, no me hacia falta buscar en
otro hombre lo que él no me daba, porque me lo daba todo.
Solo habí­a un
obstáculo en nuestra relación, nuestra familia, éramos primos, y no podrí­an
soportar tan escándalo, siempre pensado en el que dirán, queriendo aparentar lo
que no eran y siempre tratando de ocultar los trapos sucios de la familia, que
no eran pocos, pero lo que menos se imaginaban, es que todos en ese pequeño
pueblo, sabí­an mas de lo que pensaban.
Como el caso de nuestro tio Fabio, tan
serio, tan correcto, casado con la hermana de mi madre, Lucia.
Fue sorprendido
en el almacén de nuestra casa, beneficiándose a la sirvienta, una joven que
habí­a llegado al pueblo, tratando de escapar de su familia, y lo que no sabia la
pobre joven, es que se metí­a en la boca del lobo.

Era una muchacha joven, bonita, un cuerpo delicado y
precioso, sus senos eran grandes, ligeramente caí­dos, sus labios incitaban al
pecado, cuando entró a trabajar en la familia, todos los miembros masculinos,
hací­an lo imposible para agradar a la muchacha.

Una tarde, estando en el patio, tendiendo la colada, mi tí­o
la espiaba tras la puerta de la cocina que iba a dar el patio, cada vez que se
agachaba podí­a ver sus senos a punto de escapar de su camisa, eso le produjo una
erección, tenia que poseer a esa mujer como fuere.
Esperó a que entrara a la
cocina y le ordenó que fuera al almacén a buscar toallas limpias, esperó a que
la muchacha se alejara, y acto seguido fue detrás de ella.
Al entrar en el almacén, pudo ver el trasero de la muchacha,
ya que estaba subida a una escalera tratando de llegar a las toallas.
Ver ese
trasero, tan perfecto, redondito, terso, le provoco la mayor erección de su
vida, cuando la muchacha bajó, Fabio la acorralo contra los estantes, la beso en
la boca, sujetándola de las nalgas y alzándola en el aire, ella tiro las toallas
y se aferró a su cuello, La volvió a dejar en el suelo, y de un solo tirón, le
arrebato la camisa, con lo que sus senos quedaron a su disposición, primero se
llevó uno a la boca, succionó su pezón hasta dejarlo totalmente rojo, casi
morado.
Le dio el mismo trato al otro, con una mano bajaba hasta su falda, y le
bajó las braguitas, una vez bajadas, le introdujo dos dedos en su apetitosa
vagina, ella estaba totalmente entregada, él estaba cada vez mas excitado, y su
miembro totalmente erecto le pedí­a a gritos ser introducido en ese coñito tan
apetitoso, tan caliente, la hizo darse la vuelta y dejar el cuerpo semi
arqueado, con lo que su lindo culito quedo en pompa, ella se agarró a la
escalera para tener un punto de apoyo, deseando ser penetrada, en la embistió
con brutalidad, lo que hizo que ambos gritaran, pasado el dolor, solo habí­a
placer, los gemidos aumentaban con cada embestida, hasta que los dos llegaron al
orgasmo, quedó llena de su semen, caliente, sentí­a como bajaba por sus piernas.

Entre sus gemidos y respiraciones entrecortadas, no oyeron
que la puerta se habrí­a, y fueron sorprendidos por mi tí­a Lucia.
Mis tí­os
llegaron al acuerdo de no decir nada y al poco tiempo, la muchacha fue despedida
por estar embarazada.

Después de esta escena, la familia se cuidó muy bien de
elegir el personal de limpieza de la casa, ni muy jóvenes, para no levantar
pasiones entre los hombres, ni muy mayores, porque el mantenimiento de la casa a
veces resultaba muy duro.
Teniendo en cuanta que era una casa donde viví­an tres
familias, mis abuelos y tres de sus nueve hijos que estaban solteros, mis padres
mis dos hermanos mayores y yo, y los padres de Alberto, mi primo y gran amor, él
era hijo único, tengo que aclarar que Alberto es hijo de mis tí­os Fabio y Lucia.

Por ese motivo, tení­amos que guardar silencio, vivir nuestro amor en el mayor de
los secretos, porque si alguien llegara a enterarse, sobre todos mis hermanos,
serian capaces de matar al pobre Alberto.
Nuestras escapadas amorosas, se producí­an por las tardes,
cuando el sol estaba a punto de ponerse.
Lo hací­amos en una pequeña laguna, que
estaba a unos cuantos kilómetros del pueblo, el agua era limpia y fresca, con lo
cual, siempre que llegaba Alberto, yo estaba desnuda dentro del agua,
refrescándome del calor del dí­a.
El se quitaba presuroso la ropa, y se metí­a en el agua.
Yo
empezaba a nadar para que no me alcanzara, pero al ser más rápido que yo,
siempre lo hacia.
Acabábamos agotados por el esfuerzo, en cuanto llegaba a mi
altura, me besaba con desesperación, me llevaba hasta la orilla, y allí­ me hacia
el amor, primero besaba todo mi cuerpo, tratando de quitar las gotitas de agua
que resbalaban por él, para después bajar hasta mi sexo, y hacerme la mejor
comida de chochita del mundo, daba pequeños mordisquitos, lo que me producí­a una
excitación grandiosa, luego introducí­a le lengua, cuando intuí­a que llegaba al
orgasmo, aceleraba la marcha de su lengua, subí­a, bajaba se lo metí­a entero en
la boca, y así­ llegaba al orgasmo, bebí­a todos mis jugos, eso me encantaba, me
enloquecí­a.
Después me sentaba encima de él y sin darle tiempo a replicar, me
metí­a su pene erecto, subí­a y bajaba como una posesa, gritaba, gritaba su
nombre, el solo podí­a gemir, pedir mas y mas, yo seguí­a cabalgando, cada vez mas
rápido, tenia otro orgasmo, mas gritos de placer, eso a él le gustaba, le poní­a
mas cachondo, y cuando ya no aguantaba mas, con un rugido desde lo mas profundo
de su garganta me vaciaba toda su leche, era delicioso sentir como su semen
bajaba por mis piernas, nos besábamos y nos volví­amos a meter en el agua.
Nunca tuvimos miedo de que yo quedara embarazada, porque
después de unas pruebas, supe que era estéril, algo que no me gustó, pero
después de pensarlo, era lo mejor, disfrutarí­amos más.
Si en un futuro
deseábamos tener hijos, hablábamos de adoptarles, eso a él no le importaba,
ahora lo más importante, era escapar de la familia y del pueblo entero, y en un
tiempo no muy lejano, estoy segura de que lo conseguiremos.

Arwenladiosa.

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